Logística: el aliado invisible para llevar mamografías a los rincones más remotos del país

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 En Chile, donde miles de mujeres aún deben viajar horas para acceder a un examen, la logística se levanta como un puente entre la esperanza y el diagnóstico oportuno. La eficiencia al servicio de la vida.

Octubre es considerado como el Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, instancia en la que se llama a reflexionar en torno a la lucha contra una enfermedad que afecta a 5.640 mujeres al año en Chile y se cobra más de 1.700 vidas, según el Registro Nacional de Cáncer 2023 del Ministerio de Salud. Con una incidencia de 40 casos por cada 100 mil mujeres y un alarmante aumento del 19% en muertes de mujeres menores de 40 años desde 2015, la detección temprana, que eleva la supervivencia por encima del 90%, es una carrera contrarreloj. Pero, en regiones remotas como Aysén o la Araucanía, donde menos del 50% de las mujeres entre 50 y 69 años accede a mamografías periódicas, la geografía y la falta de infraestructura se convierten en obstáculos casi insalvables.

Es así como la logística emerge como un aliado clave para cerrar esta brecha. Unidades móviles de mamografía, rutas optimizadas y entregas rápidas de insumos médicos pueden transformar la realidad de comunidades rurales e indígenas, donde una cita médica implica horas de viaje y costos que muchas no pueden asumir. “La logística no solo mueve bienes, también mueve esperanza. Hemos visto cómo una jornada de mamografías en una localidad apartada puede atender a cientos de mujeres en un solo día, reduciendo esperas de meses a horas”, explica Pamela Schwerter, gerente general de Grupo Ahona, empresa especializada en soluciones logísticas.

El Programa Nacional de Cáncer de Mama, integrado al sistema GES desde 2005, ha logrado avances significativos, como una reducción del 10,9% en la mortalidad ajustada entre 2005 y 2020. Sin embargo, la cobertura en zonas rurales sigue siendo insuficiente. Soluciones como mamógrafos itinerantes, plataformas digitales para agendamiento en tiempo real y el uso de drones para entregar resultados diagnósticos podrían multiplicar el impacto del programa. “Estas iniciativas requieren una mayor coordinación entre el sector público y privado, un esfuerzo que no solo optimiza recursos, sino que democratiza el acceso a la salud”, recalca Schwerter.

El llamado es entender que la detección temprana debe ser un derecho, no un privilegio. “Cada kilómetro bien planificado es una oportunidad para salvar una vida. Por eso, en este mes tan importante esperamos que el rosa sea más que un símbolo; que sea un compromiso con la equidad en todo el país”, concluye la profesional de Grupo Ahona.

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