Conversamos con el infectólogo y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la USACH, Ignacio Silva, quien entrega todas las recomendaciones para que el regreso a las salas de clases este 2022, sea de manera segura sobre todo para los más pequeños.

El facultativo explica lo que considera “pilares fundamentales en la prevención del COVID-19”, como el uso correcto de mascarilla, una ventilación adecuada y facilitar el acceso a testeos.

El retorno a las clases presenciales es un hecho y ya tiene fecha. El Ministerio de Educación determinó el 02 de marzo cómo el día clave para regresar a las salas de clases para la totalidad de los estudiantes de Chile. Más allá de las dudas y reparos del Colegio de Profesores, apoderados y docentes, este acontecimiento es inminente y un paso importante para los estudiantes que han debido adaptarse a los grandes cambios en su educación durante estos años de pandemia mundial.

Ignacio Silva

Para el infectólogo y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, Ignacio Silva, quien también es médico en el Hospital Barros Luco, la seguridad del retorno a clases no está determinada exclusivamente por la cantidad de contagios que hay en determinado momento sino en cómo está preparado el sistema educacional o la red de instituciones de la educación, para recibir a los y las estudiantes de manera presencial.

“Independientemente de cuántos casos hay cada día, lo que tenemos que definir es si están las condiciones para que los niños, los profesores y todos quienes trabajan en los recintos educacionales, retornen de manera presencial y segura”, sostiene el experto que insiste en la importancia del trabajo conjunto entre la autoridad sanitaria, el Ministerio de Educación, el Colegio de Profesores y todos quienes forman parte del sistema de educación, tanto autoridades y profesores, como los propios estudiantes y sus familias.

Sobre este tema, define que “hay cosas claves que se tienen que conversar previamente y definir, como una política de acompañamiento o de tutoría personalizada entre cada establecimiento educacional y la Seremi de Salud, con expertos que estén atentos a resolver todas las dudas que puedan existir en relación a la implementación de protocolos, procesos o infraestructura adecuada para disminuir el riesgo de contagio. La prevención no puede ser “en la medida de lo posible” sino que el Estado debe garantizar que se cumplan las medidas básicas de seguridad”.

La importancia de esta persona capacitada, más allá de protocolos que se puedan publicar en manuales, es fundamental a criterio del facultativo, ya que no sólo debe entregar información, sino ser capaz de resolver situaciones puntuales de acuerdo a la realidad de cada comuna. Una correcta educación para todas las personas que trabajan en los establecimientos educacionales, estudiantes y apoderados como el uso correcto de mascarillas certificadas y adecuadas a la edad de cada niño y adolescente.

“Hay muchas cosas que se tienen que trabajar para que este retorno a clases presencial se realice de forma segura y que no dependa de la cantidad de contagios diarios. El uso de la mascarilla es fundamental. Es la herramienta que más nos ha ayudado a disminuir el riesgo de contagio. Se ha establecido que los niños mayores de 2 años pueden utilizar de manera segura la mascarilla, pero hay que tener presente que para que la mascarilla resulte o cumpla su función tiene que ser bien utilizada y es muy probable que los niños entre 2 y 5 años no la usen de manera correcta. Se la saquen, se les rompa o se les ensucie y pierda sus propiedades. Además, por su tamaño, la mascarilla, incluso las que están diseñadas para niños, no se ajustan bien a la cara de los más pequeños”. En ese sentido, Ignacio Silva explica que en general, las mascarillas se pueden usar en menores siempre y cuando sean del tamaño adecuado y se ajusten bien y que estén certificadas como filtro a la carga viral, como el caso de las mascarillas quirúrgicas. Junto con la educación y la supervisión tanto dentro de la familia como en el establecimiento educacional sobre la importancia de elementos y cómo usarlo de manera correcta.

Según el visor territorial #YoMeVacuno que entrega datos georreferenciados del proceso de vacunación en Chile, la población objetivo entre los 3 y los 17 años es de 3.771.960, y a la fecha la cobertura es del 89% con la gran mayoría de ellos con una o dos dosis. Cantidad que disminuye considerablemente en la tercera dosis y con sólo 242 menores con un cuarto refuerzo. En ese sentido, le consultamos al infectólogo si los avances en la campaña de vacunación ha sido lo suficiente masiva en niños para un retorno seguro a clases ante lo cual señala que “es fundamental contar con la vacunación tantos en los estudiantes como en todo el personal que trabaja en un establecimiento educacional, completar su esquema de vacunación y así disminuir el riesgo de contagio y evitar enfermedades graves y complicadas”.

“Es muy posible que los niños y niñas necesiten dosis de refuerzo. Eso lo vamos a ver en la medida que empiece a aparecer evidencia que lo respalde, pero no tendría por qué ser diferente a lo que ha sucedido con los adultos, que con el tiempo se pierde la respuesta inmune y en la medida que el virus muta y genera nuevas variantes también se pierde efectividad de las vacunas y es necesario reforzar la respuesta insume. Así que es muy probable que los niños, niñas y adolescentes tengan que ir adecuándose al calendario de vacunación que también se está estableciendo para los adultos”.

A su vez, Silva entrega las medidas de prevención que no pueden estar ausente en este retorno a clases, como el uso de mascarillas y en ese sentido, va más allá sugiriendo que “hay que propiciar su distribución gratuita en los establecimientos educacionales tanto para estudiantes como para los funcionarios, ventilación adecuada ya sea natural con la apertura de puertas y ventanas o artificial mediante filtros que se pueden instalar en algunas zonas donde no es posible hacerlo de manera natural ya sea por el clima o por contaminación”.

“Una buena ventilación es fundamental para disminuir el riesgo de contagio y es necesaria una mirada más descentralizada pensando en aquellas regiones como las de la zona sur, que por las bajas temperaturas no pueden mantener las salas abiertas. Es ahí donde hay que hacer énfasis en algún sistema de purificación de aire, priorizar inversión en infraestructura en aquellos lugares donde la ventilación no es la adecuada y así mantener el aire limpio”, insiste el infectólogo de la Universidad de Santiago.

Además, considerar la instalación de medidores de CO2 que puedan evaluar la calidad del aire y determinar cuándo es más oportuno ventilar, implementar sistemas de testeo, ya sea sistemático o esporádicos con test de antígenos para detectar casos positivos y evitar brotes intra escolares. Todo esto acompañado de un experto en cada establecimiento educacional, son los infaltables para un regreso seguro a las clases presenciales.

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