Hace un par de semanas, la Municipalidad de Rancagua, a través de su alcalde, informó que se ejecutarán cerca de 500 millones de pesos para proyectos relacionados con la seguridad pública, provenientes de la Subsecretaría de Prevención del Delito.
Cámaras de vigilancia, instalación de luminarias, alarmas comunitarias, módulos comunitarios. Motos de patrullaje preventivo, solo por nombrar, es parte del ambicioso paquete que se pretende adquirir con los recursos de un servicio dependiente del Ministerio del Interior y Seguridad Pública.
La última Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC), de la Subsecretaría de Prevención del Delito y el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, reveló que en la Región de O’Higgins, -muestra realizada en once comunas, una de ellas Rancagua-, el 51,5% de los encuestados consideraron que aumentó la delincuencia en su barrio.
Un 10,4% dijo que las situaciones delictivas se producen por disparos o balaceras. Mientras que un 9,2% a robos y asaltos en la vía pública. Frente a la pregunta de si ¿ha dejado de hacer actividades?, un 59,3 % dijo salir de noche. Y un 58,5% dijo caminar por ciertas áreas o lugares.
El estudio evidencia la necesidad urgente de tomar cartas en el asunto. La delincuencia se ha apoderado de los territorios y ha obligado a las personas a modificar sus conductas, y su manera de vivir. Por ello, la actual administración debe actuar rápido, apurar las gestiones necesarias, “que no hizo la administración anterior”, para la ejecución de estas iniciativas.
De igual forma, el Concejo Municipal, debe jugar un rol fundamental para que estos recursos lleguen oportunamente. Combatir la delincuencia por estos días requiere la ayuda de todo y de todos, más cuando esta ha ido mutando, y ejemplos tenemos varios, como el reciente asalto millonario a la Empresa Brinks, los asesinatos por encargos, y las pandillas que se apoderan de los barrios.
La compra de implementos tecnológicos es importante para adelantarse a la jugada. Más funcionarios municipales de seguridad pública realizando rondas, pórticos de lecturas de patentes de vehículos en puntos estratégicos de entrada y salida de la ciudad es fundamental para saber quién entra y quién sale. Y muchas otras cosas más.
Sin embargo, la intervención territorial juega un rol fundamental. Más programas sociales de prevención permiten alejar el delito y la drogadicción. Un trabajo con las juntas de vecinos, con monitores, con las familias, promoviendo actividades deportivas, artísticas y culturales, sólo por nombrar, que perduren en el tiempo es necesario para extirpar ese cáncer que se está apoderando de los sectores de nuestra sociedad, sobre todo aquellos más vulnerables.