Recordamos esta fecha que marco el segundo nombre de nuestro terruño, cuando el Director Supremo, don Ramón Freire, dicta el auto correspondiente dándole al centro ya extendido hacia el Sur el nombre de “Villa Deseada”.

Escrito por: Fernando Zapata Abarca
Escrito por: Fernando Zapata Abarca

Al finalizar el siglo XVIII la Aldea de Río Claro había evolucionado bastante en su crecimiento poblacional; más de sesenta casas y ranchos de vigas y tijerales amarrados con lianas y correas de cuero, se encontraban diseminadas en el Lugar. Una poblacional relativa compuesta de 250 personas se radicaba en la centenaria ciudadela. Era un centro con ansias de surgir debatiéndose a veces en problemas insuperables que provocaban las crecidas de Río. Falta de abastecimiento para la alimentación, vestuario o medicina; ahí se acunaba esta población que ya se había incorporado al itinerario oficial atando distancias

en la larga y sinuosa geografía zonal. El “camino Real” cuyo  desplazamiento era evidente, porque enmarcaba a la nueva Villa por el costado oriente, ahora se convertía en camino de circunvalación, pues sólo tenía contacto en dos puntos de la ciudadela si así pudiera llamarse en la ribera norte del río Claro, donde nace este tramo de la calle “de Prat” y, en los cerros de portezuelo donde termina la calle Carlos Condell.

MarinDePoveda

Cuando Marín de Poveda reinicia la marcha al sur con el objeto de alcanzar la ciudad de Concepción, en el punto donde coincidía el camino por él trazado y la ribera norte del río Claro continuo orillándolo “aguas arriba” y, frente donde hoy nace el camino De Lo Migueles, lo vadeo pasando hacia al sur, abriendo a golpe de machete, rozón y hacha una senda que hoy la componen los caminos de Lo Migueles, Lo Césares, Inca de Oro, camino a Quintalba, El Ciprés, Malambo y Los Sauces; desde ahí apegados a los cerros de portezuelo continuo el Gobernador del Reino su idílico viaje hacia el sur. Ese fue el verdadero Camino Real en el sector Río Claro. Por ese camino siguieron los viajeros transitando por largo tiempo, un periodo no menor a 50 años, que es lo que media entre la fundación del Lugar y las instalaciones de Posadas, como igualmente las construcciones de ranchos, y casas en ambas riberas del brazo de río que se desprendía de madre en dirección al sur hasta lo que el primitivo camino a lo Cartagena. (hoy Egenau), mientras que, desde el camino Real ya descrito arrancaba una huella en dirección poniente, convirtiéndose en camino algunos años más tarde uniéndose al nuevo camino de río Claro (hoy A.Prat). Por otro lado esta huella se proyectaba hacia la cordillera valiéndole la dominación de camino de Popeta y, desde fines del siglo pasado “Camino de Guevara”. Esta zona consecuentemente, es la más antigua de Rengo, siempre que se considere desde La Curva al Sur, pues es indudable que obedece a un desplazamiento del antiguo y primitivo Lugar de Río Claro el que, buscando un campo más adecuado, se traslada lentamente, lo que se nota mirado con el prisma no siempre exacto de la historia.

En la medida que se instalaban las Posadas, la Villa adquiría mayor importancia. El viajero se sentía muy bien atendido y cómodo en estos establecimientos. Todos deseaban llegar a esta ciudadela después de atravesar grandes distancias, aquí podían descansar, cambiar cabalgaduras, y continuar el viaje, sea hasta Rancagua, sea a San Fernando. Aquí reponían fuerzas, lo que unido a la belleza del paisaje y a la hospitalidad de los vecinos que les allanaban sus dificultades, muy pronto la Villa se fue conociendo con el nombre de “La Villa Deseada”, con cuyo nombre oficial entra en la historia de Chile el 22 de Julio de 1825, cuando el director Supremo don Ramón Freire, dicta el auto  correspondiente, dándole al centro ya extendido hacia el Sur, el título y nombre de “VILLA DESEADA”. Hubieron varias posadas, pero tres fueron las principales, que estaban ubicadas en los siguientes lugares, la primera en la medianía del camino de La Isla (cerca de las cuatro esquinas), otra en la ribera sur del rio, en La Curva, y la tercera en Los Sauces, lo que más tarde fue la casa patronal “Fundo La Posada”. Tal vez la que mayor nombradía alcanzo fue la segunda, pero por su ubicación debía repararse constantemente debido a la humedad producida por las crecidas del río que les reblandecían las bases de las murallas. Debido al terremoto del 19 de noviembre de 1822 (8.5*E.M.) esta  Posada, igual que muchas casas de la Villa, se derrumbó quedando convertida en escombros, pero cuando se construyen los “malecones” y “pies de cabras” (defensas fluviales), el camino río Claro (Prat), se convierte en una sola vía, salvo algunos pequeños lodazales, se reconstruye la Posada, la que vuelve a tener una existencia de casi de medio siglo, pues el terremoto de 16 de agosto de 1906 la vuelve a destruir. Estaba llamada a ser pasto de terremotos. El sitio quedo baldío, posteriormente se instalo una herrería. Con el tiempo en ese lugar se construyo la piscina municipal de Rengo.  (Fuente, crónicas de rengo). Autor Oscar Muñoz Soto.

                   Fernando Zapata Abarca

   Encargado Proyecto Museo Histórico Municipal

Roberto Muñoz Molina

Asesor. Diseñador Industrial (PUCV). Académico.

Rengo, Julio 2020.

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