Las recientes declaraciones del Ministro de Salud Jaime Mañalich en torno a la situación del VIH/SIDA en nuestro país han levantado una polémica con acusaciones cruzadas respecto de quienes serían los responsables de la expansión de los contagios de la enfermedad que ubican a Chile entre las peores estadísticas de la región, liderando el alza de contagios en América Latina, en el periodo 2010-2018 Chile ha aumentado en un 34% los casos detectados muy por encima de otros 15 países estudiados, quien nos sigue más de cerca es Bolivia con un 22% de aumento, más abajo aparecen Brasil y Costa Rica con un 21%.

Enfrentar al VIH/SIDA, históricamente, no ha sido una tarea fácil por las fricciones que se producen con los sectores más conservadores de nuestra sociedad que se han opuesto a la realización de campañas que ataquen frontalmente la expansión del virus, los poderes fácticos han logrado que el Estado se inhiba desplegando esfuerzos tímidos, confusos y poco eficientes; las cifras lo demuestran, actualmente viven con VIH/SIDA 71.000 personas, sólo en 2017 hubo un aumento en 4.000 nuevos casos de contagio.

Más allá de la polémica, quisiéramos abordar el tema desde lo propositivo, en este sentido compartimos la estrategia de ONUSIDA 2016-2021 para enfrentar la epidemia que busca seguir progresando para llegar al acceso universal a los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo vinculados al VIH además de detener y reducir la propagación del virus, todo lo anterior orientado a la erradicación del SIDA para el 2030.

En lo concreto e inmediato es urgente el desarrollo de políticas preventivas que debe desplegar el Estado a través del Ministerio de Salud orientadas a detener el explosivo aumento de contagios, en ello el probado uso y acceso  del preservativo, tanto masculino como femenino, debería ocupar un lugar destacado a través de una distribución masiva y eficiente y también de campañas de difusión directas, pedagógicas y libre de prejuicios, a través de los distintos medios de comunicación y redes sociales, en esto es primordial que las autoridades incorporen de manera efectiva la visión y propuestas de las organizaciones de la diversidad sexual, especialmente de aquellos y aquellas que viven con VIH/SIDA

La prevención a largo plazo es una arista que se debiera considerar; la contención y eliminación definitiva de la epidemia será posible si se producen cambios culturales en la sociedad, especialmente en las generaciones jóvenes, respecto de las conductas de riesgo y el ejercicio de una sexualidad responsable, que como sabemos cada vez más se inicia a más temprana edad. Según la tercera encuesta de sexualidad juvenil realizada por el INJUV un 62% de los jóvenes entre 15 y 18 años tienen su primera relación sexual, estableciéndose que un 13, 7% se inicia sexualmente antes de esa edad, se trata de niños y niñas en edad en la que debieran estar cursando la enseñanza básica.  En tanto en la Encuesta Nacional de Juventud realizada en 2015 los resultados muestran que la población joven tiene un conocimiento parcial respecto a las formas de transmisión del VIH, ya que solo 1 de cada 5 jóvenes reconoce correctamente tanto las conductas riesgosas de contagio como las no riesgosas (20%).

Por ello creemos que es fundamental el trabajo serio, consistente y permanente que se debe hacer en la prevención y educación que debe hacerse desde la más temprana edad en educación sexual, en general, y en lo relacionado con la prevención del VIH/SIDA e ITS en particular. Esto debe hacerse en la escuela o colegio, allí la figura de la Enfermera en el centro educacional es estratégica para avanzar en los objetivos planteados para el 2030.

Reponer la Enfermera en el colegio o la escuela es clave para avanzar en el cambio cultural que se requiere, profesional que en coordinación y colaboración con la comunidad escolar está en condiciones, por su formación profesional universitaria, de acompañar el proceso de enseñanza aprendizaje desde la perspectiva de la prevención, acompañamiento y atención de niñas, niños, familia y comunidades expuestas a conductas de riesgo que se pueden tratar con anticipación y con esto propender al ejercicio de una sexualidad responsable y la adquisición de conductas de autocuidado tendientes a evitar la propagación del VIH/SIDA.

Las enfermeras y enfermeros de nuestro país cuentan con la competencias y capacidades  profesionales necesarias para acometer este desafío, reponer la Enfermera/o, como parte del staff obligatorio  en el colegio es una necesidad cada vez más apremiante, no sólo por la proliferación del VIH/SIDA e ITS, sino que también por la existencia de otras patologías, como la obesidad, que atacan a nuestra población desde la infancia, en esto el Ministerio de Salud y también el de Educación  tienen la palabra.

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