• Política preventiva del consumo de alcohol y drogas del centro de salud busca apoyar a funcionarios que deseen superar adicciones.

Como en cualquier familia, el Hospital Regional Libertador Bernardo O’Higgins registra problemas internos que generalmente son solucionados en equipo. El alcohol y las drogas son uno de los inconvenientes menos habituales en el establecimiento, pero cuando ocurren, se transforman en enfermedades que marcan un antes y un después en la vida de quienes cargan con esta adicción.

De esta forma, lo percibe Manuel Urra, auxiliar de diálisis del centro de salud regional que experimentó un alcoholismo severo durante más de 4 años, “siempre consumí alcohol, pero desde el año 2014, cuando falleció mi madre, la situación se volvió más habitual, tomaba todos los días”… hasta que un día decidió terminar con su adicción cuando “una vez llegué a trabajar con hálito alcohólico y me sorprendieron, pensé que perdería mi trabajo, que perdería más de 25 años de trabajo y eso generó el quiebre definitivo para decidir rehabilitarme”.

Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, el Hospital Regional LBO a través de su comité de Alcohol y Drogas con su política preventiva decidió acompañar al funcionario afectado por la adicción. “Entendemos que en la sociedad existe un porcentaje no despreciable de personas que se encuentran insertas en los aspectos laborales que padecen de consumos problemáticos de sustancias. Nosotros, como hospital, tenemos más de 3600 trabajadores, osea es probable que este flagelo esté presente y nosotros nos hacemos cargo de los casos”, aseguró Pamela Cornejo, Jefa del Departamento de Calidad de vida del Hospital Regional Libertador Bernardo O’higgins.

El comité preventivo de drogas y alcohol, del cual es parte Pamela, desarrolló una serie de acciones con SENDA y un centro de rehabilitación para que el trabajador afectado por el alcoholismo superara su adicción. “Nosotros no tenemos la intención de alejarlos del hospital, todo lo contrario, la idea es transformarnos en un empleador acogedor, contenedor, que entrega herramientas para que ellos se rehabiliten, pero la tarea más importante es de ellos”, señaló la asistente social del HRLBO.

En ese contexto, Manuel Urra, indicó que “el único obstáculo que tiene uno es su yo interno, porque sí yo no quiero salir adelante, tenga la ayuda que tenga, no lo voy a lograr”. Además, el funcionario agregó que “en este caso logré superar mi adicción, gracias a mi convicción, gracias al apoyo del hospital que no me dejó solo en el proceso. Hoy tras un año en tratamiento, me dieron el alta, regresé a diálisis y cumplo mi trabajo con normalidad, todos me recibieron con los brazos abiertos”.

El equipo de prevención de alcohol y drogas resguarda el principio de confidencialidad respecto de la información que se entrega a otras instituciones o a las mismas jefaturas de los funcionarios en tratamiento. El objetivo es que las personas tengan confianza en el comité y puedan superar sus adicciones sin que nadie intervenga en el proceso de rehabilitación, tal como lo hizo Manuel Urra, un auxiliar de diálisis que regresó con orgullo a su trabajo en el Hospital Regional tras superar un largo periodo de alcoholismo.

 

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